1.1.14

Cuéntanos Gerardo




Iniciamos un nuevo año, lo iniciamos con María. La Madre de Dios nos toma de la mano, con la mano de Jesús Niño, para empezar este año nuevo 2014, con la alegre esperanza de una vida plena con el Padre.
Ella, la Madre del Redentor, es verdadera madre nuestra que nos ama con ternura; trae en sus brazos a Dios Niño para acercarnos a Él; se preocupa de todos sus hijos.
María es modelo para todas las madres del mundo porque, como dice el papa Francisco: “nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres.
“Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder a la pereza --que también se deriva de un cierto bienestar– a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales. El Evangelio de san Lucas dice que, en la familia de Nazaret, Jesús "iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él" (Lc 2, 40). La Virgen hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.”
De la mano de María, la Madre de Jesús, nuestra Madre, vivamos creciendo más y más, afrontando con fortaleza la vida, en la libertad de los hijos de Dios.


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