...Estas cuatro palabras no son las de los hijos de la luz, no vienen del
Espíritu Santo, no vienen de Jesús, no son palabras evangélicas… este modo de
hablar, hablar siempre de cosas sucias o de mundanidad o de vacuidad o hablar
hipócritamente.
¿Cuál
es, por tanto la palabra de los Santos, es decir la de los hijos de la luz?
EXAMEN DE
CONCIENCIA
SOBRE NUESTRAS PALABRAS
¿Soy
cristiano de la luz, de la oscuridad o “gris”?
Papa
Francisco
El
examen de conciencia sobre nuestras palabras nos hará comprender si somos
cristianos de la luz, de las tinieblas o cristianos “grises”. Lo afirmó el Papa
Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa
de Santa Marta.
Los hombres se reconocen por sus palabras. San Pablo –
afirmó el Papa – al invitar a los cristianos a comportarse como hijos de la luz
y no como hijos de las tinieblas, “hace una catequesis sobre la palabra”. Y
dijo que hay cuatro palabras para entender si somos hijos de las tinieblas:
a) Es una palabra hipócrita. ¿Un poco de
acá, un poco de allá, para estar bien con todos? b) Es una palabra vacía, sin sustancia, llena de vacuidad. c) Es una palabra vulgar, trivial, es
decir mundana. d) Una palabra sucia,
obscena. Estas cuatro palabras no son las de los hijos de la luz, no vienen del
Espíritu Santo, no vienen de Jesús, no son palabras evangélicas… este modo de
hablar, hablar siempre de cosas sucias o de mundanidad o de vacuidad o hablar
hipócritamente.
¿Cuál
es, por tanto la palabra de los Santos, es decir la de los hijos de la luz?
Lo
dice Pablo: ‘Háganse imitadores de Dios:
caminen en la caridad; caminen en la bondad; caminen en la mansedumbre. Sean
misericordiosos; perdonándose recíprocamente, como Dios los ha perdonado a
ustedes en Cristo. Háganse, por lo tanto, imitadores de Dios y caminen en la
caridad’, es decir, caminen en la
misericordia, en el perdón, en la caridad. Ésta es la palabra de un hijo de
la luz.
Hay
cristianos “luminosos, llenos de luz”, que tratan de servir al Señor con esta
luz; hay “cristianos tenebrosos” que conducen “una vida de pecado, una vida
alejada del Señor” y que usan esas cuatro palabras que “son del maligno”.
Pero
hay un tercer grupo de cristianos, que no son “luminosos ni oscuros”: Son los
cristianos “grises”. Y estos cristianos grises una vez están de esta parte, y
otra vez de aquella.
La
gente dice de éstos: ‘Pero esta persona ¿está bien con Dios o con el diablo?’
¡Eh! Siempre en el gris. Son los tibios. No son ni luminosos ni oscuros. Y a
éstos Dios no los ama. En el Apocalipsis, el Señor a estos cristianos grises
les dice: ‘Pero no, tú no eres ni caliente, ni frío. Ojalá fueras caliente o
frío. Pero porque eres tibio – tan gris – estoy por vomitarte de mi boca’. El
Señor es fuerte con los cristianos grises. ‘Yo soy cristiano, ¡pero sin
exagerar!’ dicen, y hacen tanto mal, porque su testimonio cristiano es un
testimonio que, al final, siembra confusión, siembra un testimonio negativo.
No
nos dejemos engañar por las palabras vacías “oímos tantas, algunas bellas, bien
dichas, pero vacías, sin nada adentro”. Comportémonos en cambio como hijos de
la luz. Nos hará bien hoy pensar en nuestro lenguaje y preguntarnos: ¿Soy
cristiano de la luz? ¿Soy cristiano de la oscuridad? ¿Soy cristiano gris? Y así
podemos dar un paso adelante para encontrar al Señor”.
radiovaticana.va
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