CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO
La Iglesia:
Dios forma a un pueblo
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy comienzo un ciclo de catequesis sobre la Iglesia. Es un poco como
un hijo que habla de la propia madre, de la propia familia. Hablar de la
Iglesia es hablar de nuestra madre, de nuestra familia. En efecto, la Iglesia
no es una institución con finalidad en sí misma o una organización privada, una
ONG, ni mucho menos debe restringir su mirada al clero o al Vaticano...La
Iglesia piensa. Pero la Iglesia somos todos. ¿De quién hablas tú? No, de los
curas. Ah, la Iglesia son parte de la Iglesia pero la Iglesia somos todos, ¡eh!
No limitarla a los sacerdotes, a los obispos, al Vaticano. Ellos son parte de
la Iglesia pero la Iglesia somos todos, todos familia de la madre. Y la Iglesia
es una realidad mucho más amplia, que se abre a toda la humanidad y que no nace
en un laboratorio, la Iglesia no nació en laboratorio, no nació
improvisadamente. Está fundada por Jesús, pero es un pueblo con una larga
historia a sus espaldas y una preparación que comenzó mucho antes que Cristo
mismo.
1. … El primer hecho importante
es éste: comenzando con Abraham, Dios forma un pueblo para que lleve su
bendición a todas las familias de la tierra. Y dentro de este pueblo nació
Jesús. Es Dios que hace este pueblo, esta historia, la Iglesia en camino. Y ahí
nace Jesús: en este pueblo.
2. … Es Dios mismo que llama a la puerta de Abraham y le dice: “sigue
adelante, vete de tu tierra, comienza a caminar y yo haré de ti un gran
pueblo”. Y esto es el comienzo de la Iglesia y en este pueblo nace Jesús. Pero
Dios toma la iniciativa y dirige su palabra al hombre, creando un vínculo y una
nueva relación con él…
Así pues, Dios forma un pueblo con todos los que escuchan su Palabra y
se ponen en camino, confiando en Él. Ésta es la única condición, confiarse en
Dios. Si tú te fías de Dios, lo escuchas y te pones en camino, esto es hacer
Iglesia. Esto es hacer la Iglesia. El amor de Dios lo precede todo.
3. … Cuando ha llamado a Abraham, Dios pensaba en esto: formar un
pueblo bendecido por su amor y que lleve su bendición a todos los pueblos de la
tierra. Este proyecto no cambia, está siempre vigente. En Cristo ha tenido su
cumplimiento y aún hoy Dios continúa realizándolo en la Iglesia. … El cristiano
con su vida debe bendecir siempre, bendecir a Dios y bendecir también a todos
nosotros. ¡Nosotros cristianos somos gente que bendice, que sabe bendecir!
¡Ésta es una hermosa vocación!
radiovaticana.va
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