LA MISA NO SE
‘ESCUCHA’, SE PARTICIPA
PAPA FRANCISCO
(En Santa Marta 2014-02-10)
"El Señor desciende como una
nube sobre el Templo, viene colmado por la gloria de Dios. Esto ocurre en la
celebración litúrgica. La celebración litúrgica no es un acto social, no es una
reunión de los creyentes sólo para rezar juntos. En la liturgia, “Dios está
presente”, su presencia es real. En la Misa, “la presencia del Señor es real,
justamente real”
“Cuando nosotros celebramos
la Misa, celebramos justamente la Última Cena. Vivimos de nuevo la Pasión y la
muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente sobre el
altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo. La Misa no se
‘escucha’, se participa, y se participa en esta teofanía, en este misterio de
la presencia del Señor entre nosotros”.
"La Misa, “es una
conmemoración real, o sea es una teofanía: Dios se acerca y está con nosotros,
y nosotros participamos del misterio de la Redención”. Lamentablemente, tantas
veces en la Misa, contestamos el celular, miramos el reloj, “contamos los
minutos”: “no es precisamente la actitud que nos pide la liturgia: la liturgia
es tiempo de Dios y espacio de Dios, y nosotros debemos entrar allí, en el
tiempo de Dios, en el espacio de Dios y no usar el celular ni mirar el reloj”:
“La liturgia es precisamente
entrar en el misterio de Dios, dejarse llevar al misterio y estar en el
misterio. Nosotros nos reunimos aquí para entrar en el misterio: esta es la
liturgia. Es el tiempo de Dios, es el espacio de Dios, es la nube de Dios que
nos envuelve a todos”.
“Hoy nos hará bien pedir al
Señor que dé a todos nosotros este ‘sentido de lo sagrado’, este sentido que
nos hace entender que una cosa es rezar en casa, rezar en la iglesia, rezar el
Rosario, rezar tantas oraciones hermosas, hacer el Vía Crucis, muchas cosas
bellas, leer la Biblia … y otra cosa es la celebración eucarística. En la
celebración entramos en el misterio de Dios, en aquel camino que nosotros no
podemos controlar: solamente Él es el Único, Él la gloria, Él es el poder, Él
es todo. Pidamos esta gracia: que el Señor nos enseñe a entrar en el misterio
de Dios”.
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