Mes es de la juventud del mundo.
La juventud que escucha a su Señor “el joven Jesús”. La
juventud inquieta y no conforme con lo que el mundo le ofrece. La juventud que
busca justicia y verdad, libertad y alegría, paz y oportunidades para estudiar,
trabajar y expresarse. Esta juventud que se ha ido encontrando con el gran
amigo Jesús que le ofrece la respuesta seria y confiable a sus más profundas
inquietudes.
Juventud que va profundizando en la conciencia de las grandes
necesidades de la humanidad en lo social, en lo político, en lo económico en lo
moral en lo religioso y en lo espiritual.
Juventud que se decide a vivir el riesgo para solucionar de
raíz los problemas que aquejan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Juventud que sabe escuchar la voz del Espíritu Santo que le
exige y le impulsa a levantarse y dejar comodidades para encotrarse con los
cientos de miles de jóvenes de todas partes del mundo que se reunirán en Brasil
del 23 al 28 de este mes de julio, con el lema: 'Vayan y hagan discípulos en
todas las naciones'. Estará con ellos el Papa Francisco y darán al mundo un
mensaje de esperanza y de paz.
¡Oh, amable Eternidad!
“Jesús mío, con la samaritana te digo: “dame de ese agua”.
Dame el agua de tu amor, con el fin de que yo olvide este
mundo y viva únicamente para ti , ¡Oh, amable Eternidad!…
Mi alma es una tierra seca que no produce más que zarzas y las espinas del pecado: dígnate
regarla con las aguas de tu gracia, para que ella produzca sus frutos, que
realice obras gloriosas por ti, antes que la muerte me haga salir de este
mundo.
¡Oh, fuente de agua viva!,
¡Oh, Dios mío! Concédeme tu ayuda
y haz que te sea fiel”. (4)
¡Oh, mi soberano Bien!
¿Cuántas veces te he abandonado
por aguas cenagosas
que me han privado de tu amor?
¡Ah! ¡Que muera
antes que ofenderte!
En adelante,
no quiero buscar a nada ni a nadie que no seas tú.
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