Cuéntanos Gerardín:
Con gran esperanza se ve desde el cielo ese hermoso planeta Tierra, en el que viven ya cerca de 6,500 millones de hombres y mujeres. Muchos de ellos verdaderamente interesados en saber qué quiere Dios de ellos y para ellos; otros confundidos en sus egoísmos y acelerando más y más el paso hacia su propia destrucción y la del planeta, provocando pobreza y muerte para muchos. Y es que si el hombre pierde “la conciencia de su alta y específica vocación a ser un colaborador en la obra creadora de Dios”, fácilmente “puede hacer un mal uso de su capacidad y convertirse en el peor enemigo de sí mismo”, como bien lo señala DIGNITAS PERSONÆ en el número 36. Pero, invito a todos a esforzarse y vivir con gran confianza con nuestra Iglesia, porque como dijo acertadamente el Papa Juan Pablo II, que venciendo con Jesús, ahora goza aquí en este gloriosísimo cielo, «la vida vencerá: ésta es para nosotros una esperanza segura. Sí, la vida vencerá, puesto que la verdad, el bien, la alegría y el verdadero progreso están de parte de la vida. Y de parte de la vida está también Dios, que ama la vida y la da con generosidad»
Conviene estar atentos a la voz de la Iglesia, que es santa y puede guiar en la fe y en la esperanza a los hombres. Señalaré además de DIGNITAS PERSONÆ, otros dos documentos importantes de su santidad Benedicto XVI para ilumnar la vida de la humanidad en este año nuevo 2009: uno es el mensaje para la celebración de la jornada mundial de la paz, con el tema COMBATIR LA POBREZA, CONSTRUIR LA PAZ; y el otro es su tercera encíclica y cuyo título será "CARITAS IN VERITATE" ("El amor en la verdad") que muy pronto será publicada. Algunas ideas de estos documentos son las siguientes:
“Reafirmar la dignidad y los derechos fundamentales e inalienables de todo ser humano, incluso en las primeras etapas de su existencia, … con la valentía de oponerse a todas las prácticas que se traducen en una grave e injusta discriminación de los seres humanos aún no nacidos. Pues, son seres humanos dotados de la dignidad de persona, que han sido creados a imagen de Dios. … Conscientes de que Dios siempre da la gracia necesaria para observar sus mandamientos y que, en cada ser humano, especialmente en los más pequeños, se encuentra el mismo Cristo”. (DIGNITAS PERSONÆ, 37)
“Dirijo al comienzo de un año nuevo una calurosa invitación a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea concretamente posible para salir a su encuentro. (COMBATIR LA POBREZA ES CONSTRUIR LA PAZ, 15).
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