Cuéntanos
Gerardo:
El
8 de septiembre, celebrando con gozo la presencia de Jesús en la Eucaristía
dominical y de nuestra vida cristiana, nos acompaña Santa María, recordándonos
el inicio de su vida en este mundo con el grandioso proyecto de traernos al
Redentor. Y desde este hermoso nacimiento de la Madre del Hijo de Dios, donde
está el Señor, no falta María; para admirarlo y adorarlo, para alabarlo y
servirle, para escuchar su palabra y para entregarle su ser…
La
familia misionera Redentorista, se alegra este mes con Beato Gaspar
Stangassinger celebrando su fiesta el día 26. Un redentorista alemán de entre
los años 1871 – 1899.
“Profundamente
devoto de Jesús en la eucaristía, invita a los chicos y a los seglares, al predicarles,
a que recurran al Santísimo Sacramento cuando tengan alguna necesidad o estén
angustiados. Los anima a dirigirse a Cristo a fin de adorarlo y dialogar con Él
como con un amigo. Su predicación a los fieles es una constante invitación a
tomarse en serio la vida cristiana, a crecer en la fe a través de la oración y
a una continua conversión. Su estilo es directo y atractivo, falto de aquellos
tonos amenazadores tan propios de la predicación de la época.” (cssr.com)
MENSAJE
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA
LA JORNADA MISIONERA MUNDIAL 2013
Queridos
hermanos y hermanas:
Este
año celebramos la Jornada Mundial de las Misiones mientras se clausura el Año
de la fe, ocasión importante para fortalecer nuestra amistad con el Señor y
nuestro camino como Iglesia que anuncia el Evangelio con valentía. En esta
prospectiva, quisiera proponer algunas reflexiones.
1.
La fe es un don precioso de Dios, que abre nuestra mente para que lo podamos
conocer y amar, Él quiere relacionarse con nosotros para hacernos partícipes de
su misma vida y hacer que la nuestra esté más llena de significado, que sea más
buena, más bella. Dios nos ama. Pero la fe necesita ser acogida, es decir,
necesita nuestra respuesta personal, el coraje de poner nuestra confianza en
Dios, de vivir su amor, agradecidos por su infinita misericordia. Es un don que
no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. Todo
el mundo debería poder experimentar la alegría de ser amados por Dios, el gozo
de la salvación. Y es un don que no se puede conservar para uno mismo, sino que
debe ser compartido. Si queremos guardarlo sólo para nosotros mismos, nos
convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos. El anuncio del
Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante
que anima toda la vida de la Iglesia. «El impulso misionero es una señal clara
de la madurez de una comunidad eclesial» (Benedicto XVI, Exhort. ap. Verbum
Domini, 95). Toda comunidad es “adulta”, cuando profesa la fe, la celebra con alegría
en la liturgia, vive la caridad y proclama la Palabra de Dios sin descanso,
saliendo del propio ambiente para llevarla también a las “periferia”,
especialmente a aquellas que aún no han tenido la oportunidad de conocer a
Cristo. La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se
mide por la capacidad de comunicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en
la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten
con nosotros el camino de la vida.
LUMEN
FIDEI
CARTA
ENCÍCLICA SOBRE LA FE,
DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO.
1.
La luz de la fe:
Quien
cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a
nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso.
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