Mes pletórico de
fiestas
De fondo es el
mes que María llena de alegría; mes mariano de las flores, de las aves, de los
cantos; de los regalos a nuestra Madre del cielo y a nuestra madre del hogar.
Y hablando de
regalos… ¿De qué tamaño serán nuestros regalos? Siempre serán pequeñísimos al
lado del gran regalo de la vida que Dios nos da a través de nuestra madre,
envuelto de fe, de esperanza, de cariño, de ternura, de gozo y alegría; muchas
veces de dolor y de llanto.
Siempre serán
mínimos al lado de la Vida que María, nuestra madre del cielo nos trae en su
Hijo Jesús, nuestro Redentor: la Vida Eterna. ¡Que grandes regalos!
Verdaderamente inmerecidos, totalmente gratuitos. Con la Vida de Jesús Niño,
Maestro, Redentor, Rey y Hermano, somos los seres más felices de la tierra.
¡Gracias Dios
Padre! Que nos llenas de una infinidad de regalos. ¡Tú mismo te haces regalo!
Si nuestros
ínfimos regalos, no son parte de nuestra vida, nuestra vida misma en las manos
y en el corazón de Dios, no tienen ningún valor, así podía ser todo el oro del
mundo o un galaxia de estrellas. Es Dios por su Hijo Jesús quien llena de valor
nuestra vida y nuestras obras, nuesrtros pensamientos y nuestras palabras.
Celebremos,
pues, con alegría y felicidad a nuestras madres, gran regalo de Dios.
Celebremos con gran dicha todas las fiestas de este mes: a María, la Madre de
Dios. A Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Cuerpo y Sangre, Pan de Vida
eterna, Sangre de salvación. Al Espíritu que nos ha enviado, Guía y Maestro,
Protector y Consolador, Fuego y Amor. A la Santísima Trinidad, Origen de todo
lo visible y lo invisible; Origen de todo amor, fiesta y bienaventuranza.
Seamos Felices.
Felicidades a
todas las mamás
Y a las mamás
que sufren,
el consuelo y la ternura de Cristo Redentor
y el Perpetuo Socorro
de María.
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