JORNADA MUNDIAL
DE LA PAZ
PAPA FRANCISCO
1 DE ENERO DE 2014
LA FRATERNIDAD, FUNDAMENTO Y
CAMINO PARA LA PAZ
«Y todos ustedes son
hermanos» (Mt 23,8)
3.
Surge espontánea la pregunta: ¿los hombres y las mujeres de este mundo podrán
corresponder alguna vez plenamente al anhelo de fraternidad, que Dios Padre
imprimió en ellos? ¿Conseguirán, sólo con sus fuerzas, vencer la indiferencia,
el egoísmo y el odio, y aceptar las legítimas diferencias que caracterizan a
los hermanos y hermanas?
.
. . la fraternidad humana ha sido regenerada en y por Jesucristo con su muerte
y resurrección. La cruz es el “lugar” definitivo donde se funda la fraternidad,
que los hombres no son capaces de generar por sí mismos. Jesucristo, que ha
asumido la naturaleza humana para redimirla, amando al Padre hasta la muerte, y
una muerte de cruz (cf. Flp 2,8), mediante su resurrección nos constituye en
humanidad nueva, en total comunión con la voluntad de Dios, con su proyecto,
que comprende la plena realización de la vocación a la fraternidad.
.
. . Quien acepta la vida de Cristo y vive en Él reconoce a Dios como Padre y se
entrega totalmente a Él, amándolo sobre todas las cosas. El hombre reconciliado
ve en Dios al Padre de todos y, en consecuencia, siente el llamado a vivir una
fraternidad abierta a todos. En Cristo, el otro es aceptado y amado como hijo o
hija de Dios, como hermano o hermana, no como un extraño, y menos aún como un
contrincante o un enemigo. En la familia de Dios, donde todos son hijos de un
mismo Padre, y todos están injertados en Cristo, hijos en el Hijo, no hay
“vidas descartables”. Todos gozan de igual e intangible dignidad. Todos son
amados por Dios, todos han sido rescatados por la sangre de Cristo, muerto en
cruz y resucitado por cada uno. Ésta es la razón por la que no podemos
quedarnos indiferentes ante la suerte de los hermanos. (PAPA FRANCISCO. LUMEN FIDEI No. 34)