1.10.12

Cuéntanos Gerardo






Cuéntanos Gerardo:

Me llena de gozo la fiesta eterna del cielo y los relámpagos festivos de la tierra encaminados a ser una luz brillante perpetua en esta Patria. Uno de esos relámpagos es, entre otras de este mes, la próxima fiesta del 16 de octubre, que dicen mía, y sí es mía porque la gozo con todo el corazón, pero la comparto con las mamás embarazadas, los niños y todos mis devotos.

A propósito de fiestas, hace más de dos meses, el Papa Benedicto convocó a familias de todo el mundo a vivir un encuentro en Milán, con la feliz ocurrencia de llamarlo: "La familia: el trabajo y la fiesta”. Que buenos temas de reflexión. Hay que reconocer que en la mayor parte de las familias abunda el trabajo, a veces hasta el cansancio. Y qué dichosas las familias que se dan la oportunidad de festejar también; cuánto mejor, cuando la fiesta tiene su origen en la fraternidad que Cristo Redentor ofrece partiendo del Pan de Vida que es Él mismo en la Eucaristía. Así, teniendo como centro de la fiesta, del trabajo y de toda la vida humana a Jesús, el único salvador del mundo, celebraremos la fiesta del próximo 16; juntos dándole gracias a Cristo Jesús, el enviado del Padre eterno para traernos vida, para darnos vida eterna. Y en medio de esa inmensa alegría, no puedo cerrar los ojos ante tanto dolor con que se acercan muchas familias con las que me siento muy comprometido a interceder por ellas con la total confianza de que Jesús nuestro hermano, hará eficaz una vez más su palabra, convirtiendo el sufrimiento en alegría plena.

No puede ser de otra manera, porque la fe de las familias cristianas es algo más grande que una semilla de mostaza. Fe que debe renovarse y crecer en este “Año de la fe” que también ha convocado el Papa Benedicto y que el día 11 de este mes dará inicio.

"El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo." PORTA FIDEI, No. 6


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