Cuéntanos Gerardo:
Un nuevo año en la tierra.
2012 lo han esperado muchos con ansia para nuevos proyectos, otros, llenos de temor no hubieran querido que llegara; algunos más, "no llegaron", ya lo contemplan desde esta ventana celestial.
Es un gran regalo del Padre que gobierna con amor y con infinita bondad el reloj del universo. Y espera que la sonrisa de los niños en torno a Dios Niño anime la fe y la esperanza de los mayores.
Que el esfuerzo de los jóvenes "por superar las injusticias y la corrupción", el ardiente deseo y su compromiso por construir "un futuro mejor y más luminoso para todos", como dice el Papa Benedicto XVI, sean "un ejemplo y estimulo para los adultos".
Que a los jóvenes se les transmita "el aprecio por el valor positivo de la vida, suscitando en ellos el deseo de gastarla al servicio del bien."
Que los hombres y mujeres de "Iglesia miren a los jóvenes con esperanza, confíen en ellos y los animen a buscar la verdad, a defender el bien común, a tener una perspectiva abierta sobre el mundo y ojos capaces de ver «cosas nuevas» (Is 42,9; 48,6)."
Que los padres, con amor y bondad se reafirmen en ser los primeros educadores para que «En la familia sea donde los hijos aprendan los valores humanos y cristianos que permitan una convivencia constructiva y pacífica. Sea donde se aprenda la solidaridad entre las generaciones, el respeto de las reglas, el perdón y la acogida del otro». «Sea la primera escuela donde se recibe educación para la justicia y la paz.» Según el mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz para este año 2012.
Feliz Año Nuevo
EDUCAR A LOS JÓVENES EN LA JUSTICIA Y LA PAZ»
ALGUNOS PRINCIPIOS
DEL MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA XLV JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
1 DE ENERO DE 2012
Se ha de transmitir a los jóvenes el aprecio por el valor positivo de la vida, suscitando en ellos el deseo de gastarla al servicio del bien. Éste es un deber en el que todos estamos comprometidos en primera persona.
La Iglesia mira a los jóvenes con esperanza, confía en ellos y los anima a buscar la verdad, a defender el bien común, a tener una perspectiva abierta sobre el mundo y ojos capaces de ver «cosas nuevas» (Is 42,9; 48,6).
Los padres son los primeros educadores: La familia es la célula originaria de la sociedad. «En la familia es donde los hijos aprenden los valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica. En la familia es donde se aprende la solidaridad entre las generaciones, el respeto de las reglas, el perdón y la acogida del otro». Ella es la primera escuela donde se recibe educación para la justicia y la paz.
Los responsables de las instituciones dedicadas a la educación: que vigilen con gran sentido de responsabilidad para que se respete y valore en toda circunstancia la dignidad de cada persona.
Los responsables políticos: ayuden concretamente a las familias e instituciones educativas a ejercer su derecho y deber de educar. Nunca debe faltar una ayuda adecuada a la maternidad y a la paternidad. Que se esfuercen para que a nadie se le niegue el derecho a la instrucción y las familias puedan elegir libremente las estructuras educativas que consideren más idóneas para el bien de sus hijos. Que trabajen para favorecer el reagrupamiento de las familias divididas por la necesidad de encontrar medios de subsistencia. Ofrezcan a los jóvenes una imagen límpida de la política, como verdadero servicio al bien de todos.
Al mundo de los medios, para que den su aportación educativa. En la sociedad actual, los medios de comunicación de masa tienen un papel particular: no sólo informan, sino que también forman el espíritu de sus destinatarios y, por tanto, pueden dar una aportación notable a la educación de los jóvenes. Es importante tener presente que los lazos entre educación y comunicación son muy estrechos: en efecto, la educación se produce mediante la comunicación, que influye positiva o negativamente en la formación de la persona.
vatican.va
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