1.7.11

CUENTANOS GERARDO


Cuéntanos Gerardo:

Hemos celebrado con gran júbilo y desde lo profundo del corazón de cada persona y de nuestras familias, la Fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Le hemos dado gracias porque nos alivia, nos consuela, nos alienta, nos guía, nos SOCORRE… Hemos rezado, cantado, reído, llorado, caminado de rodillas. Le hemos nombrado una y mil veces llenos de confianza: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO.
Y nuestra confianza en ella se ha fortalecido; y nuestra FE en su Hijo Jesús, ha crecido. Nos ha acercado entre unos y otros, entre familias, vecinos, colonias, parroquias, ciudades y naciones. Nos ha hecho sentir hermanos. Es Madre de todos los hombres. MADRE DE AMOR, VEN EN MI SOCORRO.
En este mes de julio, celebramos el día primero, al SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, el Sagrado Corazón del Redentor, ese Corazón tan lleno de Amor y de Misericordia, “Amor que ha dicho a sus amigos todo lo que ha oído decir a su Padre y que da la vida por ellos”.
Celebramos nuevamente a nuestra Madre, en su Inmaculado Corazón, otro Corazón rebosante de ternura, de consuelo, de Perpetuo Socorro. ¡Qué dicha la nuestra! Vivir en estos Inmaculados Corazones.
El tercer domingo de este mes nos alegraremos con los Misioneros Redentoristas celebrando a su Titular, EL SANTISIMO REDENTOR. Fiesta que podemos gozar meditando en el Hijo único de Dios, según el evangelio de San Juan: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.” (Jn 3,16)

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