24.2.09

Crecer y fortalecerse espiritualmente


Cuéntanos Gerardín:


”Todo tiene su momento,

y cada cosa su tiempo bajo el cielo”


“Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser; su tiempo el callar, y su tiempo el hablar. Su tiempo el amar…” (Eclesiastés, 3)


Este mes, marzo, otro poco más loco que febrero, es tiempo de CUARESMA para crecer y fortalecerse espiritualmente; es tiempo de celebrar con alegría la fiesta de San José y a todos los “pepes”; es tiempo para agradecer a Jesús y a María el misterio de la ENCARNACIÓN en la solemnidad de la anunciación del Señor, el día 25; y es tiempo para celebrar fraternalmente con los redentoristas, mis queridos hermanos, el día 23, a San Alfonso que es proclamado Doctor de la Iglesia en 1871.


CUARESMA: “un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso”, según nos dice el Papa Benedicto XVI en su mensaje para este tiempo, en el que nos bendice, nos instruye y orienta especialmente sobre el ayuno:


“Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios. Por lo tanto, que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical. Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Beata Virgen María, Causa de nuestra Alegría, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en “tabernáculo viviente de Dios”. Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.” BENEDICTO XVI


“Oremos para que el Espíritu Santo ilumine y sostenga al Papa Benedicto XVI como testigo profético del Evangelio de Jesús y como guía para una humanidad que anhela la paz”.



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