El cielo está lleno de gloria y majestad, de dicha y felicdad, de alegría y bendición, de diálogo y amor celestiales entre el Padre y el Hijo, la Reina del cielo, los santos y los ángeles. Pleno de bienaventuranza... bienaventuranza; bienaventurado… Verdaderamente bienaventurados todos los que VIVEN en el cielo. Dios es la VIDA, la BIENAVENTURANZA, es quien invade en plenitud a cada uno de los que aquí gozamos el único AMOR que es DIOS.
Se contempla en su más plena belleza el universo en sus inmensas distancias, energías, materias, luz, melodías. Auténtica sinfonía de la más tierna belleza y ofrenda de amor al creador. Así el cielo celebra y se une a la tierra en este año 2009 “Año de la astronomía”. Que se prolongue hasta contemplar al Artista, al Autor. Al autor de la belleza y la armonía del universo.
Aunque sí se escuchan en el cielo, y se esparcen por el universo, los gemidos y el dolor de muchos que aún sufren en la tierra y que buscan el alivio en los recursos sólo terrestres. Es de gran esperanza ver a muchísima gente, entre ellos, los cristianos con Cristo a la cabeza que ofrecen con inmensa alegría adoración, alabanzas, la vida entera al Señor; y caminan rumbo al cielo.
En muchos lugares de la tierra se realizan actos hermosos de caridad, solidaridad, diálogo, reflexión… Recordemos el Encuentro Mundial de las Familias llevado a cabo recientemente en México, -tierra de Cristo Rey y Santa maría de Guadalupe- allí hubo lágrimas de alegría y de esperanza, verdadero encuentro de hermanos en diálogo y meditación. El dolor, el sufrimiento en el mundo empieza a encontrar alivio en la familia que descubre a Dios-amor-misericordia en su interior y le acoge, confía en Él y le es fiel.
Es bueno esturiar los discursos, homilías y mensajes y agregar a nuestra mente y nuestro corazón, siquiera alguna idea orientadora del Encuentro Mundial de las Familias con el tema "La familia formadora en los valores humanos y cristianos":
“La familia está en el corazón de Dios, Creador y Salvador. Trabajar por la familia es trabajar por el futuro digno y luminoso de la humanidad y por la edificación del Reino de Dios.”
“Realmente, los principales maestros de la humanidad son los mismos padres de familia que, sostenidos por la gracia divina, se esfuerzan por transmitir a sus hijos las virtudes de la fe en Cristo, la caridad operante y una gran esperanza, y "en este campo tienen incluso una competencia fundamental: son educadores por ser padres" (SS. BENEDICTO XVI)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario