Mayo de 2008
4 Domingo: La Ascensión del Señor. ‘B’ Solemnidad L H 3ª sem.:
Gracias mamá
11 Domingo de Pentecostés: Solemnidad ‘R’
TIEMPO ORDINARIO
L H 2ª sem.
14 Miércoles: San Matías Apóstol. Fiesta ‘R’
15 Jueves: Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Fiesta ‘B’
17 Sábado: Ingresa en la C.Ss.R. S. Gerardo Mayela. 1749
18 Domingo: La Santísima Trinidad. Fiesta ‘B’ L H 3ª sem.
21 Miércoles: Santos Cristóbal Magallanes, presbítero y compañeros mártires Mexicanos. M ‘R’
22 Jueves: El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Solemnidad ‘B’
25 Domingo VIII del Tiempo Ordinario. L H 4ª sem.
26 Lunes: Canonización de San Alfonso. 1871
30 Viernes: El Sagrado Corazón de Jesús. Solemnidad ‘B’
31 Sábado: La Visitación de la Santísima Virgen María. Fiesta ‘B’
Junio de 2008
1 Domingo IX del T O: L H 1ª sem.
PARA LA FAMILIA
Me preguntan: ¿Por qué no pongo título a cada notita del abecedario? Pensé hacerlo desde antes que apareciera la primera nota; sin embargo, después pensé lo contrario. Así no habría limitación alguna y sería tarea de los lectores el hacerlo. Mi intención es, pues, sugerir a mis dos o tres lectores que lo hagan. Busquen la palabra que más les guste y, con ella, den título a cada notita del “abecedario para la familia”.
Hoy, avanzada la pluma, permítanme compartir estas ideas que se inspiran en el centro de cualquier familia. No hay padre o madre que sepa cuánto tiempo disfrutará las flores que fueron surgiendo en su jardín matrimonial, y se descuidan a sí mismos y a los hijos.
Luego se entristecen porque faltan pequeñas cosas materiales en el hogar, y pierden el tiempo para dar un abrazo que pide el corazón de los hijos o de la pareja.
No hay besos cariñosos porque no estamos acostumbrados a darlos, no decimos lo que nos gusta porque pensamos que el otro sabe, en automático, lo que pensamos; y, así, no madura la familia en el amor.
Pasa la noche y el nuevo día es marco para la dormición que nos sugerirá el nuevo sol. Vamos consumiendo las horas y, al regresar la noche, pasamos la cuota: a los demás, a la vida y a uno mismo; y acabamos comparando nuestra vida con la de aquellos que tienen más.
Perdemos el tiempo, pasamos la vida y no vivimos; sobrevivimos haciendo lo que sabemos hacer: quejarnos y soñar imposibles: “si esto..., si lo otro..., si aquello...” Pero hay esperanzas. Nos acordamos de mirar hacia atrás y surge la pregunta: ¿Y, ahora?
Ahora aún es tiempo de cultivar y reconstruir, de dar un abrazo, decir palabras cariñosas y agradecer lo que tenemos y que aún podemos hacer florecer.
Seamos conscientes del retrovisor en el histórico transporte de nuestra vida, veamos hacia atrás y afinemos nuestra mirada en el horizonte ideológico del “mañana“; porque sabido es que aún podremos apreciar flores enteras a nuestro alrededor y en los ejes de la vida.
Agradezcamos a Dios el don de ser familia que, aunque efímera y limitada, día a día se dilata poco a poco, con sus aciertos y errores, hacia el infinito que es Pascua eterna.
Pregunte y se le contará: cahertal@yahoo.com.mx
Cuéntanos Gerardín:
Felicitemos con mucho entusiasmo y gratitud a las mamás: quienes han recibido de Dios la especial misión de transmitirnos la vida y cuidarla con ternura en los primeros años, muchas veces con heroísmo.
Cuánto amor a las mamás debe tener Dios Padre en su divino corazón paterno y materno. A él las encomendamos el próximo 10 de mayo y siempre. Las encomendamos a María, Madre del Perpetuo Socorro.
Por mi parte, deseo desde el cielo seguir intercediendo y prestando atención por los niños y sus mamás, según nos recordó nuestro querido Santo Padre Juan Pablo II con ocasión de aquel “año gerardino” que mis hermanos redentoristas con mucho cariño me obsequiaron. Aquí las palabras del Papa: “Aunque se preocupaba de que los pecadores recuperaran la vida espiritual mediante la conversión y el sacramento de la penitencia, san Gerardo Maiella prestaba atención particular también a la vida naciente y a las mujeres embarazadas, sobre todo a las que atravesaban dificultades físicas y espirituales. Por eso también hoy se lo invoca como protector especial de las mujeres embarazadas. Este rasgo típico de su caridad constituye para vosotros y para los fieles un estímulo a amar, defender y servir siempre a la vida humana.”
Cuánta falta hace en el mundo el infinito amor que las mamás reciben y pueden expresar y hacer visible a los ojos de los niños, los jóvenes y los adultos que las respetan y veneran. Amor auténtico, sincero y tierno manifestado en atención, cariño, servicio, cuidado, entrega, desvelos, ayunos, sacrificios, riesgos, lágrimas, cantos, sonrisas, testimonio, esperanza, oración y todo lo que sabe hacer mamá por el hijo que lleva en sus entrañas, por el hijo que acompaña en sus años escolares, por el hijo que viaja, por el hijo que dirige empresas, cargos y servicios públicos… en fin, ¡Cuánto amor pone Dios en el corazón de mamá! ¡Cuánto sabe y puede amar mamá!
¡Hola queridos lectores!:
Reciban un sincero saludo de parte de sus amigos los matrimonios redentoristas, queremos aprovechar este espacio para bendecir a nuestro Padre por el maravilloso don de la maternidad que ha depositado en la mujer, haciendo posible que el corazón de la humanidad siga latiendo en este mundo, Esperamos que este 10 de mayo sea un pretexto para que en todas las familias se reconozca a uno de los seres que regala su tiempo, su ternura y sus cuidados de la manera más desinteresada; por todo ello reciban un caluroso abrazo todas las madrecitas.
A continuación entraremos en materia con el tema que durante este mes nos ocupa: La humanidad una gran familia.
Como bien hemos comentado con anterioridad el cimiento de una buena familia, son los valores que la sostienen como el amor, la confianza, el respeto, la tolerancia entre otros; y en la medida que éstos se practiquen en la misma familia será una construcción sólida o frágil. Para poder vivir los valores en la misma, resulta imprescindible pedir al Espíritu Santo que se haga presente en nuestras vidas por medio de sus dones, sobre todo pidiéndole la sabiduría que como padres debemos tener para vivir dichos valores traduciéndolos en conductas amables, pacientes, sencillas, humildes y respetuosas, que deben rebasar las fronteras de nuestro hogar, es decir deben manifestarse al exterior; hacia nuestros vecinos, con el resto de nuestra familia, con nuestros compañeros de trabajo de esta manera sin lugar a dudas nuestro entorno se iría modificando generando actitudes positivas y armónicas.
Pero ¿qué es lo que nos lo impide?, sin lugar a dudas el pecado que se manifiesta en nuestro orgullo, egoísmo, soberbia, intolerancia, etc.
San Agustín decía: "Ama y haz lo que quieras"; es decir, una persona cuyos actos están basados en el amor que Cristo nos vino a enseñar será capaz de vencer el pecado en el nombre de Jesús, y eso nos permitirá formar parte de esa gran familia que es la humanidad.
Toda familia comienza con el sí responsable de un hombre y una mujer, que se fortalecen con el sí responsable de los hijos, que también se comprometen a formar parte de dicha familia, en una familia bien integrada, todos sus miembros son capaces de llegar a acuerdos que implique el mayor bien común, unos y otros aprenden a ceder en alguna ocasión enseñándolos con ello que no siempre se gana y que gana más quien sabe escuchar y conceder a quien tiene razón, de esta manera sin lugar a dudas los estamos preparando para una sociedad más humana, más tolerante y generosa, sobre todo porque desde el seno de la familia les estamos enseñando que la convivencia nunca debe ir acompañada de imposiciones, ya que se acompañaría de faltas de respeto y tarde o temprano esto derivaría en otros problemas de convivencia.
Es primordial que entendamos que la familia es una vocación que implica un sí personal y convencido, de aceptar que nuestra pareja no es una casualidad, ni nuestros hijos el fruto de tal casualidad. Todos y cada uno de los miembros de la familia estamos llamados a convivir y a ser una comunidad de amor, instituidos para servicio y gloria de Dios y para ayudarnos unos a otros a salvarnos, por ello somos "COMUNIDAD" no "individuo"; en la familia los intereses del "yo" quedan supeditados a los intereses de "nosotros" y mas allá la familia habrá de buscar no sólo su propia salvación sino la de toda la humanidad ya que forma parte de ella y juntos todos somos una gran familia, una familia cuyo Padre es Dios quien es cabeza y guía que nos envió a Jesús para orientar nuestras vidas, quien nos muestra el camino e ilumina nuestros pasos y su Espíritu de amor que nos fortalece mediante sus dones y no podía faltar una madre amorosa Nuestra Santísima Madre la Virgen María que con tierno abrazo nos conduce con ternura y paciencia al Padre. Todo esto debe irradiarse no sólo al interior de nuestras casas, ya que esta estructura familiar tan completa envuelve a toda la humanidad, por ello en todos aquellos ambientes en que nos desenvolvemos: con nuestros vecinos, en nuestros centros de trabajo, con nuestros amigos y familiares o con nuestros compañeros de apostolado debemos buscar la paz y nunca la guerra, ya que, todos formamos parte de una gran familia: "La Humanidad"
A continuación un pequeño regalo de día de las Madres:
-Me dicen que mañana me vas a enviar a la Tierra, pero, ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
-Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando: él te cuidará.
-Pero dime: aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
-Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entenderé lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los humanos?
-Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
-Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar.
-He oído que en la Tierra hay hombres malos... ¿Quién me defenderá?
-Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
-Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.
-Tu ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño, presuroso, repetía suavemente:
-Dios mío, si ya me voy dime su nombre, ¿cómo se llama mi ángel?
-Su nombre no importa, tú le dirás MAMÁ…
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